lunes, 3 de diciembre de 2012

ES DIOS...

¿Alguna vez sentiste el deseo de hacer una cosa agradable por alguien a quien le tienes cariño?


ES DIOS, que te habla a través del Espíritu Santo.

¿Alguna vez sentiste tristeza y soledad, aunque alguien cercano este a tu lado?

ES DIOS, que te escoge por medio de Jesucristo.

¿Alguna vez pensaste en alguien que te es querido y no ves hace mucho tiempo, y de repente aparece esa persona?

ES DIOS, porque la casualidad no existe!

¿Alguna ves recibiste algo maravilloso que no habías pedido?

ES DIOS, que conoce bien los secretos de tu corazón.

¿Alguna vez estuviste en una situación muy problemática sin tener la menor idea de como resolverla y de repente la solución aparece?

ES DIOS, que toma nuestros problemas en Sus Manos.

¿Alguna vez sentiste una inmensa tristeza en el alma y de repente como si un balsamo fuese derramado aparece una paz inexplicable que invade todo tu ser?

ES DIOS, que te consuela con un abrazo y te da esperanza.

¿Alguna vez te sentiste tan cansado de la vida, a punto de querer morir… y de repente un día, sientes que tienes la fuerza suficiente para continuar?

ES DIOS, que te cobija en sus Brazos y te da descanso.

Todo es mejor cuando… ES DIOS QUE ESTA AL FRENTE DE TODO!!!

¿Piensas que este mensaje fue enviado por casualidad?

Fue DIOS que toco mi corazón y me hizo acordarme de ti. No por ser una persona amiga, colega o un pariente, sino porque eres importante para DIOS y para mi, porque DIOS también te ama!

martes, 27 de noviembre de 2012

La ley del camión de basura

See full size imageMe subí a un taxi rumbo a la Estación Central del Ferrocarril y cuando íbamos por el carril de la derecha, por poco nos estrellamos con un carro que así de repente y de la nada salió como bólido de donde estaba estacionado.

El conductor del taxi en que iba alcanzó a frenar a todo lo que daba, el taxi se derrapó y por un pelo de rana casi le pegamos al auto que quedó frente a nosotros.

Después de esto, el conductor del OTRO auto, el tipo que casi causó el accidente, asomando la cabeza por la ventanilla comenzó a gritarnos una cantidad horrible de insultos y majaderías.

Todavía recuperándome del susto, lo que acabó de sacarme de mis casillas fue la actitud del chofer de mi taxi, quien en forma extremadamente amistosa y cortés le sonreía y saludaba con la mano al conductor del otro auto.

Yo estaba furioso y confundido, pero no me quedé con las ganas y le pregunté al chofer de mi taxi que por qué se ponía a sonreír y saludar al tipo que casi nos hizo chocar, arruinar su taxi y posiblemente hasta enviarnos al hospital.

Entonces, el taxista con voz pausada me contó lo que ahora yo llamo "La Ley del Camión de Basura".

Mire, me dijo: ¿Ve aquel camión de basura? Sí, le dije, ¿y eso qué tiene que ver?

-Pues, así como esos camiones de basura existen, hay muchas personas que van por la vida llenos de basura, frustración, rabia, y decepción.

Tan pronto como la basura se les va acumulando necesitan encontrar un lugar donde vaciarla, y si usted los deja seguramente le vaciarían su basura, sus frustraciones, sus rabias y sus decepciones. Por eso cuando alguien quiere vaciar su basura en mí, no me lo tomo personal; sino tan sólo sonrío, saludo, le deseo todo el bien del mundo y sigo mi camino. Hágalo usted también y le agradará el haberlo hecho, se lo garantizo.

A partir de ese día comencé a pensar qué tan a menudo permito que estos Camiones de Basura me atropellen; y me pregunto a mí mismo cuán a menudo recojo esa basura y la esparzo a otra gente en casa, en el trabajo o en la calle.

Así que me prometí que ya jamás lo iba a permitir. Comencé a ver camiones de basura y así como el niño de la película "El Sexto Sentido" decía que veía a los muertos, bueno ahora así yo veo a los Camiones de Basura. Veo la carga que traen, los veo que me quieren echar encima su basura, sus frustraciones, sus rabias y sus decepciones y tal y como el taxista me lo recomendó, no me lo tomo personal, tan sólo sonrío, saludo, les deseo lo mejor y sigo adelante.

Los buenos líderes saben que tienen que estar listos para su próxima reunión. Los buenos padres saben que tienen que recibir a sus hijos con besos y abrazos. Los líderes y los padres saben que tienen que estar física y mentalmente presentes y en su mejor estado para la gente que realmente es importante para ellos.
En resumen, la gente exitosa no permite que los Camiones de Basura absorban su día.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un hermoso y valioso ejemplo a seguir:


La señora Pepita, bien equilibrada y orgullosa, de 92 años de edad, completamente lista cada mañana a las 8 en punto, con su cabello peinado al estilo de peluquería y un maquillaje perfectamente aplicado, aún siendo casi ciega, se mudó hoy para un asilo de ancianos.

El que había sido su marido durante 70 años, había muerto recientemente, obligando a que esta mudanza fuera necesaria. Después de muchas horas de esperar pacientemente en la recepción del asilo de ancianos, ella sonrió muy dulcemente cuando le avisaron que su habitación estaba lista.

Mientras maniobraba su andador hacia el ascensor y yo le iba dando una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su ventana, dijo: "me encantan", con el entusiasmo de un chiquillo de 8 años al que acaban de mostrar un nuevo cachorro. -"Sra. Pepita, usted aún no ha visto el cuarto... espere". "Eso no tiene nada que ver", contestó. "La felicidad es algo que uno decide con anticipación. El hecho de que me guste mi cuarto o no me guste, no depende de cómo esté arreglado el lugar, depende en como yo arregle mi mente".

"Ya había decidido de antemano que me encajaría". "Es una decisión que tomo cada mañana al levantarme". "Estas son mis posibilidades: puedo pasarme el día en cama, enumerando las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que ya no funcionan, o puedo levantarme de la cama y agradecer por las que sí funcionan". -"Cada día es un regalo y, durante el tiempo que mis ojos se abran, me enfocaré en el nuevo día y en las memorias felices que he guardado en mi mente... sólo en este momento de mi vida

La vejez es como una cuenta bancaria... uno extrae de lo que ha depositado en ella". -"Entonces, mi consejo para ti sería que deposites gran cantidad de felicidad en la cuenta bancaria de tus recuerdos".

jueves, 11 de octubre de 2012

ARRIESGATE A VIVIR


Reír es arriesgarse a parecer tonto.

Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.

Hacer algo por alguien es arriesgarse a involucrarse.

Expresar sentimientos es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.

Exponer tus ideas y sueños es arriesgarse a perderlos.

Aceptar tus errores es arriesgarse a ser juzgado

Amar es arriesgarse a no ser correspondido.

Vivir es arriesgarse a morir.

Esperar es arriesgarse a la desesperanza.

Lanzarte es arriesgarse a fallar.

Si te arriesgas puede que no lo logres, pero aprenderás como hacerlo mejor la próxima vez.

Si no te arriesgas , no hay ninguna posibilidad de que lo logres. Y Cada vez mas dejaras que tus miedos y las opiniones de los demás controlen tu vida, crearas una prisión de la que tu tendrás la llave, pero con el tiempo hasta olvidaras que la tienes.

Tomar riesgos calculados te convertirán en una persona Libre.

jueves, 9 de agosto de 2012

LO BELLO DE LA VIDA ES SABER VIVIRLA


Vive cada instante de tu vida, con intensidad, con amor, sin razón ni medida, 
solamente vive a plenitud cada momento que la vida te ofrece.
Si te pone pruebas, supéralas, es un reto, pero disfruta al superarlas y alcanza 
tus metas sin miedo, sin rendirte. Porque el fuerte lucha jamás se rinde.
Si tropiezas y caes, levántate no te des por vencido antes de empezar, y si volvieras 
a tropezar y de nuevo caer, levántate con más ímpetu y mas fuerzas de 
luchar que antes, No hay obstáculos que no se puedan vencer.
Hazte grande ante la adversidad, superarlo está en ti.
No te afanes a lo material, es necesario, pero no imprescindible.
Vive con humildad esto, te hará grande ante los demás
Da todo cuanto puedas sin esperar nada a cambio, pero hazlo que salga 
de tu corazón, nada impuesto es bueno. La vida te sabrá recompensar.
Vive con sencillez no hagas alarde de lo que eres o posees, has sido bendecido 
por Dios al obtenerlo. No hagas leña del árbol caído. Ten presente que en algún momento 
de la vida, tal vez hayas estado o puedes estar en las mismas condiciones.
No permitas en tu vida, la mediocridad, ni la hipocresía, son sentimientos vanos 
y bajos, que solo conllevan a la tristeza, la amargura y la soledad.
Aleja de ti los malos pensamientos, la rabia, la venganza, la envidia, la soberbia 
y la mentira, corroen tu alma y dañan tu corazón.
Abre tu corazón al amor y al perdón, esto te hará libre y dejará fluir la nobleza 
que habita en él.
“Vive a plenitud cada instante de tu vida, sin tener presente el ayer, sin pensar 
en el mañana, solo vive hoy cada momento que la vida te regala”
“Porque la vida es bella, y vale la pena vivirla”.

miércoles, 18 de julio de 2012

La sopa de piedras

Hubo una vez, hace muchos años, un país que acababa de pasar una guerra muy dura. Como ya es sabido las guerras traen consigo rencores, envidias, muchos problemas, muchos muertos y mucha hambre. La gente no puede sembrar, ni segar, no hay harina ni pan.

Cuando este país acabó la guerra y estaba destrozado, llegó a un pueblecito un soldado agotado, harapiento y muerto de hambre. Era muy alto y delgado.

Hambriento llegó a una casa, llamó a la puerta y cuando vio a la dueña le dijo:

-Señora, ¿No tenéis un pedazo de pan para un soldado que viene muerto de hambre de la guerra?

Y la mujer le mira de arriba a bajo y responde:

-Pero, ¿Estás loco? ¿No sabes que no hay pan, que no tenemos nada? ¡Cómo te atreves!

Y a golpes y a patadas lo sacó fuera de la casa.

Pobre soldado. Prueba fortuna en una y otra casa, haciendo la misma petición y recibiendo a cambio peor respuesta y peor trato.

El soldado casi desfallecido, no se dio por vencido. Cruzó el pueblo de cabo a rabo y llegó al final, donde estaba el lavadero público. Halló unas cuantas muchachas y les dijo:

-¡Muchachas! ¿No habéis probado nunca la sopa de piedras que hago?

Las muchachas se mofaron de él diciendo:

-¿Una sopa de piedras? No hay duda de que estás loco.

Pero había unos ninños que estaban espiando y se acercaron al soldado cuando éste se marchaba decepcionado.

-Soldado, ¿te podemos ayudar? Le dijeron.

-¡Claro que sí! Necesito una olla muy grande, un puñado de piedras, agua y leña para hacer el fuego.

Rápidamente los chiquillos fueron a buscar lo que el soldado había pedido. Encienden el fuego, ponen la ola, la llenan de agua, lavan muy bien las piedras y las echana hasta que el agua comenzó a hervir.

-” ¿Podemos probar la sopa?” preguntan impacientes los chiquillos.

-¡Calma, calma!.

El soldado la probó y dijo:

-Mm… ¡Qué buena, pero le falta una pizquita de sal!

-En mi casa tengo sal -dijo un niño. Y salió a por ella. La trajo y el soldado la echó en la olla.

Al poco tiempo volvió a probar la sopa y dijo:

-Mm… ¡qué rica! Pero le falta un poco de tomate.

Y un niño que se llamaba Luis fue a su casa a buscar unos tomates, y los trajo enseguida.

En un periquete los niños fueron trayendo cosillas: patatas, lechuga, arroz y hasta un trozo de pollo.

La olla se llenó, el soldado removió una y otra vez la sopa hasta que de nuevo la probó y dijo:

-Mm… es la mejor sopa de piedras que he hecho en toda mi vida. ¡Venga, venga, id a avisar a toda la gente del pueblo que venga a comer! ¡Hay para todos! ¡Que traigan platos y cucharas!

Repartió la sopa. Hubo para todos los del pueblo que avergonzados reconocieron que, si bien era verdad que no tenían pan, juntos podían tener comida para todos.

Y desde aquel día, gracias al soldado hambriento aprendieron a compartir lo que tenían.

martes, 26 de junio de 2012

Diez centavos

Un joven predicador fue invitado a último momento para que predicase un sermón en la iglesia de su ciudad. Siguiendo un impulso, usó como tema uno de los Diez Mandamientos: “No hurtarás”.

A la mañana siguiente, subió a un autobús y le dio al conductor un billete de un dólar. El conductor le dio el cambio y él se dirigió a la parte trasera del vehículo.

Echando un vistazo al cambio antes de guardarlo en su bolsillo, el hombre observó que el conductor le había dado diez centavos de más.

Su primer pensamiento fue: La compañía de autobuses no se dará cuenta jamás de la pérdida de diez centavos.

Sin embargo, cambió de opinión rápidamente, sintiendo en su conciencia que los diez centavos no le pertenecían y que los debía devolver al conductor. Regresó al frente y le dijo al conductor: ” Usted me dio cambio de más”, y le devolvió los diez centavos.

Para su sorpresa, el conductor le contestó: “Sí, lo sé. Lo hice a propósito. Escuché su sermón ayer y lo estaba observando por el espejo mientras contaba su vuelto”.

El joven predicador había pasado la prueba a la cual fue sometido por el conductor… y dio un firme testimonio de su fe.
¡Que todos nuestros actos concuerden así con nuestras palabras!

Proverbios 22:1
Vale más el buen nombre que las muchas riquezas, y ser estimado vale más que la plata y el oro.

miércoles, 20 de junio de 2012

Recuerdos

Tengo muchos recuerdos de mi padre y de cómo crecí a su lado en nuestro departamento junto a las vías del tren elevado.

Durante veinte años oímos el rugido del convoy cuando pasaba por la ventana de su dormitorio.

De noche, tarde, papá esperaba solo en las vías el tren que lo llevaba a su empleo en la fábrica, donde trabajaba en el turno de medianoche.

Esa noche en particular, esperé con él en la oscuridad para despedirlo.

Su rostro estaba triste. Su hijo menor, es decir yo, había sido reclutado.

Le tomarían juramento a la mañana siguiente a las seis, mientras él estaba en su máquina de cortar papel en la fábrica.

Mi padre había hablado de su rabia. No quería que "ellos" se llevaran a su hijo de sólo diecinueve años, que nunca había bebido o fumado un cigarrillo, a pelear en una guerra en Europa.

Puso sus manos en mis delgados hombros.

-Ten cuidado, Jorge, y si alguna vez necesitas algo, escríbeme y me ocuparé de que lo consigas.

De pronto oímos el rugido del tren que se aproximaba. Me abrazó con fuerza y me besó suavemente en la mejilla. Con los ojos llenos de lágrimas murmuró:

-Te quiero, hijo mío.

Entonces llegó el tren, las puertas lo encerraron dentro y desapareació en la noche.

Un mes mas tarde, a los cuarenta y seis años, mi padre murió.

Tengo setenta y seis en el momento de sentarme a escribir esto.

Una vez oí a Pete Hamill, el periodista de Nueva York, decir que los recuerdos son la mayor herencia de un hombre, y tengo que coincidir con él.

Sobreviví a cuatro invasiones en la Segunda Guerra Mundial. He tenido una vida llena de todo tipo de experiencias.

Pero el único recuerdo que permanece es el de aquella noche en que mi papá me dijo:

"Te quiero, hijo mío"

miércoles, 9 de mayo de 2012

"No tengas miedo del ayer"

Tus recuerdos se agolpan en la puerta de la memoria pujando por salir a la superficie de la conciencia.

No tengas miedo. Déjalos salir. Mira cada recuerdo como si fuera hoy.
Escucha aquellas palabras que tan lejanas pueden parecerte. Deja que todo tu ser se inunde del ayer.
Recuérdalo. Cada minuto, cada silencio. Sus nombres, sus voces, sus miradas.

Hay en cada gota de emoción una lágrima a punto de quemarte las mejillas. No permitas que tu corazón se quede a mitad de camino sin haberse curado.

Y cuando estés en el silencio de tus recuerdos,inspira....profundamente.

Inspira.

Toma todo el aire que quieras, aspira todo ese recuerdo y rescata lo mejor. Incorpora nuevamente a tu ser interno toda esa energía de aquel ayer, y al exhalar deja que toda tristeza por los tiempos idos....realmente, se vaya, exhala toda energía negativa que haya quedado en tu interior, y deja marchar esos cúmulos energéticos que no te hacen bien.

Respira. Respira. Respira........ y déjate ser.

Permite que hoy sea mejor. Aspira todo el universo que quiere estar en tu conciencia y sé conciencia y sé universo.A veces nos aferramos tanto a los recuerdos que llega un momento en que nos cuesta caminar, nos cuesta entender lo nuevo de cada día, pues estamos aun inmersos en las discusiones del ayer.

Yo se que cuesta mucho superar un mal momento, se que duele muchísimo acordarse de aquellos a los que hemos amado tanto y ya no estan, pero si limpiaramos nuestro interior de excesivas cargas emocionales, verías que habría un poco mas de lugar para ampliar nuestro horizonte espiritual, te darías cuenta que ellos que ya no estan en la tierra aun nos sonríen desde el espíritu. Habría una oportunidad de acrecentar nuestra conciencia hasta límites mayores de los que hoy recorremos.

Vacía el contenido emocional de tus recuerdos. No te aferres a ellos como a una bolsa de tesoros.

Ama cada instante vivido y suéltalos tal como harías con un pájaro que quiere libertad y lo sueltas una mañana de sol en primavera.

Para ello utiliza la respiración conciente, utiliza el poder de la conciencia, extrae de tu interior los recuerdos que te atan y desátalos suavemente con el aire.

Al exhalar imagina cada escena volando en el espacio a tu alrededor hasta que finalmente levanta vuelo y .... ya no te pertenece....

"Ahora duerme en tu paz..."

martes, 1 de mayo de 2012

Empieza por ti mismo

Las siguientes palabras están inscritas en la tumba de un obispo (1100 d.c.) en la cripta de la abadía de Westminster:

Cuando yo era joven y libre y mi imaginación no conocía límites, soñaba con cambiar el mundo. A medida que me fui haciendo mayor y más prudente, descubrí que el mundo no cambiaría, de modo que acorté un poco la visión y decidí cambiar solamente mi país.
Pero eso también parecía inamovible.

Al llegar a mi madurez, en un último y desesperado intento, decidí avenirme a cambiar solamente a mi familia, a los seres que tenía más próximos, pero ¡ay!, tampoco ellos quisieron saber nada del asunto.

Y ahora que me encuentro en mi lecho de muerte, de pronto me doy cuenta: «Sólo con que hubiera empezado por cambiar yo mismo», con mi solo ejemplo habría cambiado a mi familia.

Y entonces, movido por la inspiración y el estímulo que ellos me ofrecían, habría sido capaz de mejorar mi país y quién sabe si incluso no hubiera podido cambiar el mundo.


Autor desconocido

martes, 27 de marzo de 2012

¿Qué lugar ocupa Dios en tu vida?

Una señora de edad había esperado toda la vida la oportunidad de viajar en un tren. Quería contemplar, devorar cada paisaje con los ojos y disfrutar todo cuanto pudiera en los kilómetros que iría a recorrer.

Entró muy decida en el vagón de pasajeros y cuando el tren partió, comenzó a acomodar los paquetes y cestas que traía, trató de arreglar confortablemente su asiento y acomodar las cortinas, y colocarse en situación cómoda pero ...de repente, cuando ya estaba lista para comenzar la contemplación del paisaje, el conductor voceó el nombre de la estación a la cual iban, ¡habían llegado!.

"Que pena", dijo ella, "si hubiese sabido que llegaríamos tan pronto no habría perdido tiempo en pequeñeces".

No perdamos el enfoque real en nuestra vida. Las pequeñeces muchas veces nos desvían y distraen del verdadero paisaje, de las cosas grandes que Dios tiene para nosotros.. démosle a Él, el lugar que merece...

El Primer lugar.!



lunes, 9 de enero de 2012

El amor y el taxista

El otro día, en Nueva York, cogí un taxi con un amigo. Cuando nos bajamos, mi amigo le dijo al taxista:
—Le agradezco el viaje. Es usted un conductor estupendo.
Durante un segundo, el hombre se quedó atónito. Después reaccionó:
—Oiga, ¿me está tomando el pelo o qué?
—Nada de eso, amigo mío, no tengo intención de molestarlo. Admiro la tranquilidad con que se mueve en medio de semejante tránsito.
—Ah —farfulló el conductor, y siguió su recorrido.
—¿A qué venía eso? —pregunté.
—Estoy tratando de restaurar el amor en Nueva York —me respondió mi amigo—. Creo que es lo único capaz de recuperar la ciudad
—¿Cómo es posible que un solo hombre salve Nueva York?
—No es cuestión de un solo hombre. Creo que a ese taxista le he cambiado el día. Suponte que haga veinte viajes. Pues será amable con esos veinte pasajeros porque alguien fue amable con él. Ellos, a su vez, serán más cordiales con sus empleados, servidores o colaboradores, e incluso con sus respectivas familias. En última instancia, la buena disposición podría extenderse a un millar de personas por lo menos. No está mal, ¿no te parece?
—Pero tú confías en que ese taxista transmita tu buena disposición a los demás.
—No estoy confiando en nada —respondió mi amigo—. Me doy cuenta de que el sistema no es totalmente seguro. Hoy puedo encontrarme con diez personas muy diferentes, si de entre esos diez puedo hacer felices a tres, finalmente podré influir en forma indirecta sobre las actitudes de tres mil más.
—Teóricamente suena bien —admití—, pero no estoy seguro de que en la práctica funcione.
—Si no funciona no se pierde nada. No perdí ni un minuto en decirle a ese hombre que estaba haciendo muy bien su trabajo. Ni le di una propina mayor ni una más pequeña. Y si mis palabras cayeron en oídos sordos, ¿qué importa?
Mañana habrá algún otro taxista a quien pueda tratar de hacer feliz.
—Oye, tú estás un poco chiflado —señalé.
—Tus palabras demuestran lo cínico que te has vuelto. Este asunto lo tengo estudiado. Lo que al parecer les falta a nuestros empleados de correos, aparte de dinero, por cierto, es que nadie les dice lo bien que están haciendo su trabajo.
—Pero si no están haciendo bien su trabajo.
—Si no están haciendo bien su trabajo es porque sienten que a nadie le importa cómo lo hacen. ¿Por qué no decirles una palabra que les anime?
En ese momento pasábamos junto a un edificio en construcción, donde cinco obreros estaban almorzando. Mi amigo se detuvo.
—Qué trabajo estupendo habéis hecho —señaló—. Debe de ser algo muy difícil y peligroso.
Los hombres lo miraron con desconfianza.
—¿Cuándo estará terminado?
—En junio —gruñó uno de ellos.
—Ah. Pues realmente, es impresionante. Debéis de estar muy orgullosos.
Seguimos caminando y yo le señalé:
—No he visto a nadie como tú desde que leí el Quijote.
—Cuando esos hombres asimilen mis palabras se sentirán más felices y, de alguna manera, su felicidad será un beneficio para la ciudad.
—Pero, ¡esa no es una tarea para que la hagas tú solo! —protesté yo—. Al fin y al cabo, no eres más que un hombre.
—Lo más importante es no descorazonarse. Intentar que la gente de la ciudad vuelva a ser feliz no es tarea fácil, pero si puedo enrolar a más gente en mi campaña...
—Acabas de guiñarle el ojo a una mujer feísima —le señalé.
—Ya lo sé —me respondió—. Piensa que si es maestra de escuela hoy sus alumnos tendrán un día fantástico.